Mea culpa
En este mundo mío, la vida es una historia paralela a la
muerte diaria.
Me enamoré tantas veces como pude, me enlodé con mis sueños macabros de una existencia lineal.
Todo esfuerzo ha sido en vano.
No logro vivir fuera de una espiral de emociones y hábitos tatuados en mi inconsciente... y sólo quiero desaparecer.
Me enamoré tantas veces como pude, me enlodé con mis sueños macabros de una existencia lineal.
Todo esfuerzo ha sido en vano.
No logro vivir fuera de una espiral de emociones y hábitos tatuados en mi inconsciente... y sólo quiero desaparecer.
Tengo la certeza de que no soy quién toma la decisión de
cuando moriré.
También sospecho que cada expresión de vida ha sido impulsada
por mis propios deseos, incluyendo las experiencias duras y dolorosas. Me
premio y me castigo como un patrón estricto que cuando está de buen humor
regala una sonrisa pero cuando no se hacen las cosas como él quiere es
despiadado y cruel.
Si pudiera ser más amable conmigo misma, si supiera cómo
salirme de este odioso circulo vicioso de culpabilidad.
No he logrado hasta ahora comprender a los demás, quizá
porque me he dedicado con mucho ahínco a entenderme primero a mí. Sin lograr
mis objetivos claro está.
He abierto tantas puertas como he podido.
He dejado entre abiertas las que me han generado mayor curiosidad.
No puedo dormir sin soñar y no consigo vivir sin pensar en mis sueños.
He abierto tantas puertas como he podido.
He dejado entre abiertas las que me han generado mayor curiosidad.
No puedo dormir sin soñar y no consigo vivir sin pensar en mis sueños.
La creación de mi existencia está basada en la esperanza de
la muerte repentina. Anhelo que dure poco menos de 6 años más.
Cínica, degenerada.
Tengo las ganas de un suicida de seguir viviendo y pensando en mi misma.
Confiar en las otras vidas es mi consuelo, tan adicta me he vuelto a la serenidad que al mínimo contacto con gente necesitada me siento presa de sus propios deseos y ambiciones, mi amabilidad y compasión llega hasta el límite con el abuso.
Cínica, degenerada.
Tengo las ganas de un suicida de seguir viviendo y pensando en mi misma.
Confiar en las otras vidas es mi consuelo, tan adicta me he vuelto a la serenidad que al mínimo contacto con gente necesitada me siento presa de sus propios deseos y ambiciones, mi amabilidad y compasión llega hasta el límite con el abuso.
Vamos a calmarnos.
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